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Métodos de extracción: Se utilizan varios métodos de extracción para extraer compuestos activos de la planta de cannabis, como cannabinoides y terpenos. Las técnicas de extracción más comunes son:
a. Extracción con disolventes: Se utilizan disolventes como el etanol o el CO2 supercrítico para extraer los compuestos deseados del material vegetal. Este método permite una alta selectividad y eficiencia en la obtención de cannabinoides específicos.
b. Destilación: Se emplean técnicas de destilación, como la destilación de trayecto corto o la destilación fraccionada, para separar y purificar los compuestos extraídos en función de sus puntos de ebullición.
Descarboxilación: La descarboxilación es un proceso que consiste en calentar los cannabinoides extraídos para convertir sus formas ácidas (por ejemplo, THCA, CBDA) en sus formas activas (por ejemplo, THC, CBD). Este paso es crucial en la preparación de cannabinoides para uso terapéutico.
Filtración y purificación: Los procesos de filtración, incluidos los filtros micrónicos y los filtros de carbón activado, se utilizan para eliminar impurezas, partículas y compuestos no deseados de la solución extraída, garantizando un producto final puro y limpio.
Eliminación del disolvente: Tras la extracción, es necesario eliminar el disolvente utilizado en el proceso para obtener aceite de cannabis concentrado. Para evaporar y recuperar el disolvente de forma eficiente se emplean tecnologías como los evaporadores rotativos, los evaporadores de película descendente o los hornos de vacío.
Formulación y emulsificación: El aceite de cannabis puede formularse en diversos productos, como aerosoles sublinguales, cápsulas o cremas tópicas. Para mezclar el aceite con otros ingredientes y crear emulsiones o formulaciones estables se utilizan tecnologías como mezcladores de alto cizallamiento u homogeneizadores.
Control de calidad y pruebas: Se utilizan tecnologías de laboratorio avanzadas para realizar el control de calidad y las pruebas de los productos del cannabis. Esto incluye técnicas como la cromatografía líquida de alta resolución (HPLC) o la cromatografía de gases-espectrometría de masas (GC-MS) para analizar el contenido de cannabinoides, disolventes residuales, pesticidas y otras impurezas.